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Capítulo 75

  La Tremenda Lucha en el Getsemaní  Este capítulo se basa en Mateo 26:57 al 75; Marcos 14:53 al 72; Lucas 22:54 al 71; Juan 18:13 al 27.         A través de las silenciosas calles de la ciudad dormida, llevaron apresuradamente a Jesús. Era pasada la medianoche. El Salvador iba atado y cuidadosamente custodiado, y se movía con dolor hacia el palacio de Anás, el ex sumo sacerdote. Anás era cabeza de la familia sacerdotal de ese tiempo y, demostrando consideración por su edad, el pueblo lo reconocía como sumo sacerdote. Los líderes consideraban su consejo como si fuese la voz de Dios. Él debía estar presente cuando se examinase al preso porque, pues temían que Caifás, que tenía experiencia, no lograse el objetivo que buscaban. Debían usar la astucia y sutileza de Anás porque tenían que lograr condenar a Jesús.     Cristo iba a ser juzgado formalmente ante el Sanedrín, pero se lo sometió a un juicio preliminar delante de Anás. Bajo el gobierno romano, el Sanedrín solo podía examinar al pr

Capítulo 74

  La Tremenda Lucha en el Getsemaní  Este capítulo se basa en Mateo 26:36 al 56; Marcos 14:32 al 50; Lucas 22:39 al 53; Juan 18:1 al 12.       El Salvador se abrió paso en el jardín de Getsemaní junto a sus discípulos. La luna de Pascua resplandecía desde un cielo sin nubes. Al acercarse a Getsemaní, quedó muy silencioso. A lo largo de su vida en la tierra, había caminado en la presencia de Dios. Pero ahora estaba entre los pecadores. Debía cargar la culpa de la humanidad caída. Su peso era tan grande que estaba tentado a temer que esto lo separaría para siempre del amor de su Padre. Exclamó: "Mi alma está destrozada de tanta tristeza, hasta el punto de la muerte".   Los discípulos nunca antes habían visto a su Maestro tan triste. Su cuerpo se tambaleaba como si estuviese por caer. Al llegar al jardín, sus discípulos buscaron ansiosamente el lugar al cual él acostumbraba ir para que su Maestro pudiera descansar. Dos veces sus amigos lo sostuvieron, o hubiera caído.     Cerca

Capítulo 72

  La Institución de la Santa Cena  Este capítulo se basa en Mateo 26:20; Marcos 14:17 al 25; Lucas 22:14 al 23; Juan 13:18 al 30.      " El Señor Jesús, la noche que fue traicionado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: 'Este pan es mi cuerpo, que por ustedes entrego; hagan esto en memoria de mí'. De la misma manera, después de cenar, tomó la copa y dijo: 'Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; hagan esto, cada vez que beban de ella, en memoria de mí'. Porque cada vez que comen de este pan y beben de esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que él venga" (1 Corintios 11: 23-26).     Cristo, el Cordero de Dios, estaba a punto de terminar con el sistema de modelos y ceremonias que, por cuatrocientos años, había señalado hacia su muerte. La Pascua, la fiesta nacional de los judíos, expiraría para siempre. El servicio que Cristo estableció en lugar de ella sería observado por sus discípulos en todos los países a través de los siglos.    

Capítulo 71

  Un Siervo de siervos  Este capítulo se basa en Lucas 22:7 al 18 y 24; Juan 13:1 al 17      Cristo y sus discípulos se habían reunido para celebrar la Pascua. El Salvador sabía que había llegado su hora; él mismo era el verdadero Cordero pascual y el día en el que se comiera la pascua, él sería sacrificado. Solo le quedaban unas pocas horas de tranquilidad y quería usarlas en beneficio de sus discípulos.      Toda la vida de Cristo había sido una vida de servicio generoso. La lección de cada uno de sus actos había sido: "No [...] para ser servido, sino para servir" (Mateo 20:28, RVR 2015). Pero los discípulos todavía no habían aprendido la lección. En esta última cena de la Pascua, Jesús estaba afligido. Su corazón estaba apenado y su rostro, ensombrecido, y los discípulos se dieron cuenta de que algo le pesaba mucho.     Mientras estaban reunidos alrededor de la mesa, él dijo: " 'He tenido muchos deseos de comer esta Pascua con ustedes antes de que comiencen mis su

Capítulo 70

  Cristo se identifica con los pobres y los que sufren  Este capítulo se basa en Mateo 25:31 al 46   "Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado por todos los ángeles, entonces se sentará sobre su trono glorioso. Todas las naciones se reunirán en su presencia, y él separará a la gente como un pastor separa a las ovejas de las cabras". Así pintó Cristo a sus discípulos la escena del gran día del juicio. Cuando las naciones estén reunidas delante de él, habrá solamente dos clases, y su destino eterno dependerá de lo que hayan hecho o dejado de hacer por él en la persona de los pobres y sufrientes.      En ese día, Cristo no presenta a los hombres la gran obra que él hizo por ellos al dar su vida por su redención. Presenta la obra fiel que hayan hecho ellos por él. "Entonces el Rey dirá a los que estén a su derecha: 'Vengan, ustedes, que son benditos de mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Pues tuve hambre, y me ali